La influencia de las exportaciones en el desarrollo económico de un país lleva siendo objeto de estudio desde los años cincuenta, cuando el principal debate giraba en torno a si eran las ventas al exterior o la substitución de las importaciones, lo que hacía crecer la economía de los países. Tras la llegada de la globalización, esta relación adquiere una mayor importancia. El marco para el desarrollo del comercio exterior cambió por completo, se formaron bloques comerciales compuestos por diversos países y se redujeron las barreras a las exportaciones e importaciones.
Actualmente, existen diversas teorías que intentan explicar la relación entre estas dos variables, el crecimiento económico de un país y sus exportaciones. Por el momento, no se puede decir que alguna de ellas sea cierta y el resto no. La mayoría de los estudios llevados a cabo hasta el día de hoy afirman que existe una correlación positiva y fuerte entre las variables, pero los mismos autores mencionan que todavía no pueden aceptar esto como cierto, ya que existen otros casos de estudio reales que contradicen esta afirmación y otorgan a las importaciones la mayor parte del protagonismo.
En el caso de España, la contribución del sector exterior al PIB ha sido positivo desde el comienzo de la crisis económica en 2008, debido al aumento de las exportaciones y la caída de las importaciones. Desde 2009 las exportaciones españolas, tanto de bienes como de servicios, han crecido en un 23,4%, una tasa mayor que la media de la zona europea. Su peso en el PIB también ha crecido considerablemente, de un 26% los años anteriores al comienzo de la crisis a un 32,2% en 2012. Este incremento junto con una fuerte caída de las importaciones, derivada de un descenso de la demanda nacional, se ha traducido en una importante aportación para el crecimiento del PIB español.
En 2016, los registros de comercio internacional de la Organización Mundial del Comercio (OMC) manifestaron el buen momento por el que estaba pasando el sector exportador español. En el momento en el que el valor corriente de las exportaciones mundiales se contraía en torno a un 6%, las exportaciones españolas experimentaban un crecimiento del 2,3%. Este crecimiento continuó hasta el 2019, cuando la gestión de la crisis sanitaria provocada por la pandemia llevó a la paralización de la actividad internacional. La economía mundial sufrió una gran recesión que comenzó en 2019, y se agravó en 2020, y con ella el comercio exterior de la mayoría de países.
En 2021, el comercio exterior logró reponerse y las exportaciones españolas alcanzaron un máximo histórico, superando los 316.000 millones de euros y los niveles previos a la pandemia. Todos los sectores contribuyeron de forma positiva al aumento de las exportaciones en 2021, pero los más destacados fueron los sectores de productos químicos, semimanufactureras, productos energéticos y de bienes de equipo. La recuperación de las exportaciones ha sido más rápida dentro del continente europeo, pero también han aumentado considerablemente las ventas a países terceros. Por ejemplo, el comercio con América Latina aumentó un 26,1% y con América del Norte un 19,5%.
Otro nuevo récord histórico se dio también en 2021, la base exportadora creció en un 7% para superar los 59.000 exportadores regulares. El sector exportador español ha demostrado que cuenta con una base sólida y en expansión, aumentando hasta en un 60% el número de exportadores regulares en los últimos 10 años. Una prueba de ello es que, a pesar de la caída del comercio internacional provocada por la pandemia, las empresas no solo han conservado su cartera de clientes, si no que la han aumentado.
Como hemos explicado al principio, no podemos afirmar que las exportaciones por sí solas vayan a lograr el crecimiento económico de un país. Pero, tal y como defiende Xiana Méndez, secretaria de estado de comercio, en el caso de España el sector exterior está siendo un motor indiscutible para la recuperación económica del país tras la pandemia. El ratio de las exportaciones de bienes y servicios españoles sobre el PIB aumentó cuatro puntos porcentuales en 2021, llegando al 34,6%, recuperando un peso similar al de los años previos a la pandemia.
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